Si la fotografía es el arte de saber cuando no apretar el botón, entonces intentemos disparar solo cuando sintamos que es imposible evitarlo.
A veces encontramos situaciones que sabemos reales, pero que nos recuerdan a sueños. Están a la espera de ser descubiertas para así, tras un breve sobresalto, poder desaparecer definitivamente. Llamamos a esto el instante decisivo y es uno de los fundamentos de la fotografía de calle.
Los fotógrafos callejeros jugamos con el azar, con las probabilidades y con el fracaso. Muchas veces tenemos que reaccionar ante lo que se nos presenta de manera inesperada. En otras ocasiones buscamos escenas en las que apostamos a que algo interesante pueda ocurrir y esperamos. Pero lo cierto es que prácticamente la totalidad de nuestros disparos serán fallidos.
La calle es la vida. Rápida, caótica, excesiva y sobre todo inesperada. Pero casi siempre sabe a poco y vuelves de los viajes con la sensación de que toca marcharse justo cuando empezabas a conseguir resultados.