Fotografía: Marta Areces.
MARTA ARECES
El jueves 30 de julio del 2015 se presentó en el Museo Evaristo Valle de Gijón el libro Contemporáneos editado por La Fábrica en el que se incluyen trabajos de 30 fotógrafos emergentes tanto de diferentes partes de España como internacionales. El libro cubre un amplio espectro temático que va desde el documentalismo clasico hasta la posfotografía pasando por retrato, paisaje, conceptualismo… Eso quiere decir que cualquier aficionado a la fotografía va a encontrar algunos autores de su interés y también puede ser una oportunidad para descubrir otros géneros a los que no había prestado atención. El libro se presentó de forma oficial en la sede de La Fábrica en Madrid el sábado 13 de junio y continuará de gira por otras ciudades.
Marta Areces, representante asturiana dentro de esté proyecto, fue la encargada de organizar la presentación en Gijón. El acto contó con la presencia de Jose Manuel Diaz-Maroto, conservador de fotografía del Centro de Arte de Alcobendas y autor del prólogo del libro. Me pidieron que compartiese mesa con ellos y aportase mi visión sobre el trabajo de Marta, ya que ambos compartimos interés por el mismo tipo de fotografía y hemos pasado tardes enteras entre amigos debatiendo autores y comentando fotos.
A continuación transcribo el texto que preparé para la presentación:
Como seres sociales asumimos que las personas son el elemento más importante de la existencia. Es por tanto razonable pensar que en el campo de la fotografía la representación humana sea una constante. Necesitamos que nos cuenten historias y sentir que estas se relacionan con nosotros. Que nos recuerden de dónde venimos y lo que ocurre en los lugares que hemos dejado atrás. Las raíces son una parte muy importante de nuestra identidad.
La cámara es una excusa para superar la timidez y acercarse a la gente. Ves a una persona o grupo de personas que despiertan tu interés, previsualizas en tu cabeza una imagen interesante y las ganas de conseguirla son más fuertes que el pudor a acércate a ellos. Somos nuevos y raros en esos lugares y tenemos que seducir a la gente que nos ve por primera vez para conseguir que nos acepten.
Una cosa es querer fotografiar a alguien y otra muy distinta conseguirlo. Pensemos por ejemplo en cuantas veces nos encontramos en un mes con las mismas personas en el ascensor y desconocemos si tienen familia en la ciudad, cuál es su pasatiempo favorito o si han cumplido sus metas en la vida. Esto puede darnos una idea clara de lo difícil que resulta que completos desconocidos se abran ante la cámara. Marta consigue llegar a un lugar nuevo y conocer en pocos días a sus habitantes y sus historias. Las mismas historias que cuentan a sus nietos, llevan consigo cuando viajan o construyen sus vidas lejos de la tierra de origen y terminan formando parte de una cultura local que se comparte con nosotros a través de estas fotografías.
Tiene el talento de saber escuchar para después poder contar y entiende que no es lo mismo el lenguaje visual que el lenguaje verbal. Permite que sean los sujetos los que hablen frente a la cámara en lugar de intentar imponerse a ellos. Para ella escuchar y fotografiar son la misma cosa. Un tendal, una escena en la plaza del pueblo o un anciano posando orgulloso. Transforma las historias en miradas, medias sonrisas y gestos.
Sus fotos tienen las cualidades de la instantánea que hay que capturar en un segundo antes de que se desvanezca. Eso se debe a que el instante decisivo emocional es tan breve como el instante decisivo casi mágico bressoniano y aunque se pase una tarde entera con una persona el momento de disparar la cámara sigue siendo un momento de acción.
Este libro contiene muestras de dos de sus trabajos. El primero, titulado “El regalo de la confianza”, supone un despegue. Una persona que siempre se ha considerado tímida se da cuenta durante un viaje de que posee la empatía necesaria para que desconocidos la traten como si fuese parte de sus vidas desde siempre. Poco a poco van apareciendo “regalos”, fotografías que parten de gentes generosas y que perfectamente podrían formar parte de sus álbumes familiares. Estas imágenes van acompañadas también de escenas callejeras llenas de vida y de movimiento que nos aportan sensación de escenario. “Todavía la tierra”, el segundo de sus trabajos representado en este libro, conserva la sensación de familiaridad presente en el anterior pero posee un ritmo más pausado. Puede que tenga que ver con la evolución de Marta como fotógrafa. Mientras que el regalo de la confianza tiene la adrenalina de la primera vez, la sorpresa del descubrimiento, el segundo trabajo ya muestra la reflexión del proyecto. También hay que tener en cuenta la propia personalidad del lugar. Los tiempos lentos de la vida en el campo y seguramente gentes más reservadas.
Existe un determinado tipo de trovadores, de escritores, de fotógrafos y creadores en general que siempre tendrán cabida ya que cubren una necesidad social, la de hablar sobre las cosas a las que más apego tenemos. Desconozco cuáles serán los futuros proyectos de Marta, pero estoy seguro de que seguirán interesándome porque pese a no conocer a sus protagonistas también me veré reflejado en ellos.